lunes, 21 de septiembre de 2015

Cabello color fucsia

Estando  en la universidad uno de mis compañeros  de mi clase me preguntó la razón por la cual me había pintado el cabello de un  color tan llamativo, debo admitir que me dio un poco de pena darle la verdadera razón del por qué lo había hecho y simplemente dije “no me gusta el color fucsia pero me dio un momento de loquera y lo hice”.

En realidad hay toda una gran razón por la cual escogí el color que traigo ahora en el cabello más allá de un momento de loquera y cambio, honestamente no me gusta el color rosa aunque en mi cabeza se ve genial…

Una mijita rara
Siempre fui muy reservada y callada cuando era pequeña, no podía adaptarme muy rápido a ambientes nuevos lo cual me apartaba de todos a mi alrededor, no tenía muchos amigos por la misma situación y el hecho de entablar conversaciones con extraños causaba en mi ataques de pánico que prefería evitar al refugiarme en una esquina del salón o de la sala familiar.

Pasaban los años y mi miedo crecía, llegué a hacer amistades muy bonitas con personas que podían comprender mi manera de ser y empezaban la conversación a la vez que facilitaban la fluidez del diálogo, pero la gente que no me conocía porque no se los permitía o no les interesaba me consideraba un bicho raro, algo pesada y a veces ruda por no hablarles o ser un poco inexpresiva al hacerlo. A consecuencia de eso era objeto de burla, además de que al ser un poco tímida era muy sensible así que lograban sacarme lágrimas al por mayor. Las burlas o comentarios siempre se referían a mi estilo y forma de ser por lo que creaba en muros y barreras mentales y físicas que se veían reflejados en mi forma de vestir y actuar.

Con el tiempo fueron apareciendo muros de diferentes aspectos para ver cuál era el que mejor me quedaba o en el cual me sentía más segura, una prueba y error constante. Tuve una etapa en la que me gustaba mucho usar gorras y boinas porque me permitían ocultar de cierta forma mi rostro y mi mirada, otra etapa era ser femenina y trataba de vestir vestidos o faldas a diario pensando que esto iba a acercar a las personas para hacer amistad o entablar conversación, también tuve mi etapa “emo” que inició como un disfraz para Halloween que luego se volvió un estilo de vida que se acotaba a mi poca confianza y la etapa más representativa fue vestirme como niño. Cuando me vestía  como niño me sentía segura, sabía que por lo menos la gente lo pensaría dos veces antes de decir algo sobre mí, sabía que mi camiseta grande y mis bermudas me iban a mantener protegida porque para mí esas eran mis mejores barreras, ocultaban mi cuerpo y mi ser del mundo.
Estilo emo, darks, dolor y sufrimiento...

La consecuencia obvia de mi forma de vestir como niño me volvió en un hombre más en el grupo de amigos en la escuela, era ruda, escupía, era vulgar, era uno más porque ahí me sentía segura y aceptada ya que ninguna niña se quería acercar a alguien así o ni les interesaba hacerlo, a mí dejó de importarme.


Pasaban los años y esta forma de ser un niño más en el grupo era constante en todos los años que pasaban, era desarreglada, poco femenina, etc., además cabe mencionar que mi madre no era muy cuidada en su aspecto del diario así que una referencia de femineidad o sentido de moda era inexistente a lo largo de mi formación. Llegué a sentirme a gusto siendo así que me sentía incómoda con los procesos naturales que una niña empieza a tener en la adolescencia. Odiaba mi aspecto, no me hallaba en la ropa que usaba, no podía expresar lo que sentía y esto se notaba ya que aún tenía pocos amigos y las críticas y burlas seguían.

La vida dio muchas vueltas y por fin pude correr demonios del pasado que se mantenían prendidos a mis prendas, pude ser un poco más social y para marcar todos los cambios empecé a reflejarlo en mi cabello, al principio fue el hecho de raparme un lado de la cabeza porque tendía a taparme el rostro, una consecuencia de la etapa "emo"… luego de terminar la preparatoria y dar inicio a mi universidad decidí el color fucsia.

Siempre se ha manejado el hecho de que los niños usen azul y las niñas rosa así que para poder terminar con mi lado masculino me pinté el cabello, cambié de estilo y di paso a la persona que soy hoy en día, cabe mencionar que llevaba años reprimiendo mi forma de ser y lo iba moldeando conforme a lo que me gustaba, lo que aprendía año con año y años de terapia, fue un proceso largo pero valioso.

Las amistades empezaron a llegar cuando me quité el miedo a hacer el ridículo o al silencio incómodo, aún sigo perfeccionando eso de entablar conversaciones y expresar lo que realmente quiero de una forma directa y clara pero todavía sigo aprendiendo, prueba y error.


Así que para mí es más que una moda pasajera, es una forma de dejar atrás un pasado atormentado y escabroso.

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