Me salen estas palabras algo cortadas, no sabes el nudo que se hace en mi garganta al recordarte tan linda, tan brillante siendo opacada por un gigante que no sabe apreciarte como yo lo hacía en cambio me trataste como una adicta a la cocaína y me abandonaste.
Yo sólo quería un beso en la frente y tenerte presente diciendo que las voces en mi cabeza eran sólo un sueño que no me apartarían de volverme el dueño de mi vida y que la sangre en mis brazos desaparecería.
Yo soy tu hija, tu niña bonita. Yo te quería aún cuando me vi opacada por mis pesadillas pero en mi fantasía éramos las dos codo a codo superando los retos que la vida nos ponía, eras mi todo.
El único defecto que tenía es que no comía y tenía mis temporadas de suicida pero te juro que eras mi vida y que si no me iba era por el miedo a dejarte sola echándote la culpa al creer que no supiste criarme pero yo era la que se quería matar de hambre.
Fui egoísta y no creí que te lastimaría con cada corte o pastilla que ingería porque sólo tenía en mente una mejor vida, tan diferente a la que vivía donde no era tratada como demente por amar como lo hacía o a decir las cosas tan espontáneas, tan raras.
No sabes cómo me atormenta la pesadilla en la cual tu caminas del otro lado de la vía en dirección contraria a la mía.
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